viernes, mayo 21, 2010

El Ché, Fidel y marihuana...

A veces no es bueno saber lo que los demás piensan de ti....
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Éramos dos inseparables amigazas (bueno, eso de inseparables habría que definir mejor, ya que por razones profesionales, ella tuvo que irse a otro continente), aún eso, seguimos siendo muy amigas siempre, aunque pasen meses antes de que una escriba a la otra y así...

Llegó un día en que nos reunimos nuevamente y fue genial, al menos yo había esperado ese momento ya que la extrañaba mucho porque no había podido encontrar a una amiga como ella... frívola, inteligente y algo putona (si es que se puede ser todas esas cosas a la vez), aunque a toda la gente le daba la gana de notar sólo su frivolidad y puterío (morbosos) y yo me sentía afortunada por saber que era inteligente, (además de frívola) y eso me hacía sentir bien... "ser su amiga me hacía sentir especial". Yo, muchas veces me preguntaba qué pensaba ella de mí...

Un día nos trajeron un regalo a cada una, supongo que escogieron esos regalos de acuerdo a nuestra personalidad; a ella le regalaron un bolso con grabados de la cara del Che y hojas de marihuana por todo lado, mientras a mí me tocó un libro "Una revolución sólo puede ser hija de la cultura y las ideas" (más que un libro, un discurso de Fidel). El bolso se veía genial, me encantó y hasta la envidié, pero también me encantó mi libro, el cual me puse a leer esa misma noche mientras bebíamos rones habaneros por el encuentro... no podía parar de leerlo y estaba maravillada.

Al día siguiente mi libro había desaparecido, yo lo había dejado en mi cabecera (como es mi costumbre), pero al despertar no lo encontré... sentí angustia en mi pancita al no verlo y comencé a preguntar a mis amigas si lo habían cogido (estábamos de viaje cuatro amigas, entre ellas, la amiga que me lo había regalado), pero nadie sabía nada. Luego de un par de horas fui al cuarto de mi amigaza y mientras esperaba que se duchara vi que mi libro estaba bajo su almohada porque ni siquiera lo cubría todo, estiré la mano y saqué mi libro, incluso estaba con mi nombre en la solapa del libro, tal como me lo habían regalado...

Fue duro descubrir por fin lo que pensaba sobre mí, mi amiga del alma. Al preguntarle qué hacía mi libro debajo de su almohada, muy fresca me dijo: "ese libro no es para ti Carmencha, a mí me interesa más y si quieres, llévate mi bolso"

Hm... cuando llegué a casa con el bolso (más por pena que por gusto), empecé a sacar mis cosas y me di cuenta de que también estaba mi libro (no saben cómo abracé a mi libro y la emoción que sentí)... meses después me enteré que la amiga que me lo regaló pensaba que era mejor que yo tuviera ese libro y lo había puesto en el bolso que también ya era mío, haha.

Hasta hora no sé si tuvo razón... ;_;