¡Causa - efecto!
La causa es el amor y el efecto, el sexo
¿La acción?... el amor, ¿la reacción?, el sexo.
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Sonó simpática y graciosa la explicación, me pareció muy lógica… pero… ¡yo no estaba enamorada!, así que sólo disfruté de un momento puramente sexual… y muy placentero. Es mostro hacer el amor con una persona que está enamorada de ti, pero que tú no, ya que, como decía mi Gurú Sabina: “El que ama más… pierde”. Hacer el amor sólo para obtener placer; dar y obtener placer, el trato perfecto y si esa persona da más, pues ya es ganancia, es un plus, hahaha.
Pasa que a pesar de todo, hizo la única cosa que le pedí que no hiciera. Pucha, ni su amor pudo dejarle razonar y tener cuidado en no hacer la única cosa que le había pedido no hacer y es que ni siquiera era necesario pedirlo, ya que eso es obvio, tácito. Nadie en su sano juicio lo hace porque es demasiado insignificante… pero le pedí que no lo hiciera… ¡¡y lo hizo!!
¿El castigo?, no hablarle más, no volver a dirigirle la mirada ni para despedirnos para siempre. No valieron sus excusas (que eran bastante lógicas y aceptables), pero no podía dar marcha atrás. Las dos cuadras de su casa al paradero me supieron eternos, sus vanos intentos por tocarme, sus nervios al hablarme… comencé a sentir tanta pena que me recordó el motivo por el que estoy en Lima.
Va un mes de aquel suceso desagradable, del mal que hice en Ayacucho. Me pediste que me fuera de Ayacucho y lo hice, estoy padeciendo en esta puta ciudad donde tengo muy pocos amigos, no conozco nada, me pierdo cada dos por tres y además con tu contestador que me repite todas las noches: “deje su mensaje”. Y me preguntaba hoy: ¿Si no me vas a perdonar, por qué debo estar aquí?, si no me vas a perdonar, da igual que esté en Ayacucho o en Lima.
Y yo tampoco lo perdoné… y me fui. Subí al taxi, lo vi por el retrovisor, parado, nervioso, triste… sentí pena por él .... y por mí. ;_;
¿La acción?... el amor, ¿la reacción?, el sexo.
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Sonó simpática y graciosa la explicación, me pareció muy lógica… pero… ¡yo no estaba enamorada!, así que sólo disfruté de un momento puramente sexual… y muy placentero. Es mostro hacer el amor con una persona que está enamorada de ti, pero que tú no, ya que, como decía mi Gurú Sabina: “El que ama más… pierde”. Hacer el amor sólo para obtener placer; dar y obtener placer, el trato perfecto y si esa persona da más, pues ya es ganancia, es un plus, hahaha.
Pasa que a pesar de todo, hizo la única cosa que le pedí que no hiciera. Pucha, ni su amor pudo dejarle razonar y tener cuidado en no hacer la única cosa que le había pedido no hacer y es que ni siquiera era necesario pedirlo, ya que eso es obvio, tácito. Nadie en su sano juicio lo hace porque es demasiado insignificante… pero le pedí que no lo hiciera… ¡¡y lo hizo!!
¿El castigo?, no hablarle más, no volver a dirigirle la mirada ni para despedirnos para siempre. No valieron sus excusas (que eran bastante lógicas y aceptables), pero no podía dar marcha atrás. Las dos cuadras de su casa al paradero me supieron eternos, sus vanos intentos por tocarme, sus nervios al hablarme… comencé a sentir tanta pena que me recordó el motivo por el que estoy en Lima.
Va un mes de aquel suceso desagradable, del mal que hice en Ayacucho. Me pediste que me fuera de Ayacucho y lo hice, estoy padeciendo en esta puta ciudad donde tengo muy pocos amigos, no conozco nada, me pierdo cada dos por tres y además con tu contestador que me repite todas las noches: “deje su mensaje”. Y me preguntaba hoy: ¿Si no me vas a perdonar, por qué debo estar aquí?, si no me vas a perdonar, da igual que esté en Ayacucho o en Lima.
Y yo tampoco lo perdoné… y me fui. Subí al taxi, lo vi por el retrovisor, parado, nervioso, triste… sentí pena por él .... y por mí. ;_;
posted by LaMujer @ viernes, abril 25, 2008
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