jueves, octubre 27, 2005

A cada rato....

¿Puede alguien ser tan torpe como yo?
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A veces no tengo ganas de salir de casa... especialmente cuando la compañía que me toca, tiene los gustos muy contrarios a los míos. (en música, bebidas, bailes, conversa, etc, etc). Pero decir que no, con el caracter que tienen mis hermanas, es prácticamente imposible. Así que traté de pensar que iba a pasarla bien... buf, estaba ya cansada tan solo de pensar en la noche que me esperaba.
Así que llegamos a la disco, había mucha gente, música que no me agrada y cervezas heladitas. (lo único bueno de la noche, hahaha). Recuerdo que un par de veces comenté que me dolían los pies... bueno, tenía tacos y estábamos todos parados, ya que estaba llena la disco. Al pasar un par de horas, olvidando el comentario anterior, le dije al chico que me acompañaba: "Te has dado cuenta que cuando no estás a gusto en un lugar, ni con las personas que te acompañan, como que sientes incomodidad, como que hasta te duelen los pies... pero cuando hay alguien especial, te olvidas de los tacos y todo, hahaha" (bueno... quería bromear con él para romper el hielo).
Bueno Carmencha, disculpa si no soy tan especial como para hacerte olvidar el cansancio de tus pies... y me trajo una silla. (Recordé mi comentario inicial y no supe dónde meter mi cara)
TRÁGAME TIERRAAAAA!

Un viaje a ningua parte...

¿ESCAPAR?.... hm...
- ¿de quien o qué?
- ¿por qué?
- ¿a dónde?
- ¿cuándo?
- ¿cómo?
Y hay más interrogaciones.... bue, tal vez cuando me responda estas cinco... escaparé ;_;



miércoles, octubre 19, 2005

¿Fue amor?

Mi historia de amor al puro estilo de Alejandro Dumas....
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Lo conocí una noche bohemia en mi taberna favorita, o más bien, él hizo que lo conociera, (sin él saberlo, claro está). Rápidamente esa casualidad nos hizo amigos. Sabineros ambos, empezamos a buscarnos en una etapa de inicio, cuando él no sabía sobre mi cobardía para amar y yo no sabía sobre sus ironías en el amor ... ironías que yo toleraba como simples genialidades.
Una noche de lluvia, con un par de cigarrillos en la mano, empezamos a desearnos. Esa clase de pasiones violentas que se revelan con el primer beso, sentir esos deseos al vernos, y con la negativa de aceptar lo aceptable ambos nos dimos cuenta de ello. Veneraba a Dios por permitir todo aquello, esas miradas, esos roces, esas caricias y cuando era inevitable encontrarnos solos, con el temor que sentíamos, él comenzaba a canturrear melodías ni siquiera inventadas, melodías absurdas, cortadas por suspiros... mientras tanto, mis enfermedades morales, trataban de alejar aquel deseo de mi mente... (no, no eran mis enfermedades morales, sino mi cobardía para amar. Estaba predestinada a enamorarme de él y creo que lo presentía y lo que verdaderamente me exasperaba, era saber que nunca volvería a estar tan cerca de mi libertad como en los días en que me sentía acorralada por él o por el nuevo sentimiento que experimentaba).

Nos queríamos en una dialéctica de ataque y defensa,... ¿orgullo?, ¿temor?, algún tipo de estremecimiento hizo que entráramos en esa relación de “ataque y defensa”. Me amaba lo sé, lo amé, también lo sé, (pero el que lo confesaba “perdía”)... ambos suponíamos que ninguno de los dos amaba y como todos, supusimos que podríamos controlar aquel sentimiento que en aquel momento era risible. Y por sus expertas seducciones comenzamos a tener una amistad íntima y apasionada, sin saber que nos esperaban futuros fatales.

Recuerdo que en el colegio leí alguna vez una frase bastante cursi: “Es triste caminar y no saber a dónde ir, pero es más triste amar y no poderlo decir”... ¡vaya!, jamás pude entenderlo tan bien como cuando estaba en presencia de él... tantas veces me había reído de aquella ridícula y cursi frase, y ahora se estampaba en cada una de mis neuronas... amanecía cada día con dos palabras queriendo escapar de mis labios: “te amo”... cuánta libertad me hubiera producido si hubiera podido gritar aquellas dos miserables palabras, que se estancaban en mi garganta y me veía yo como aquel gráfico de “El principito” cuando dibujaba una serpiente boa tragándose a un elefante.
Nunca pensé que el hecho de no poder decir esas dos palabras que aún ahora adormecen mi boca, pudieran haberme hecho sentir infeliz, menos libre tal vez, no lo sé.... Ahora que pienso en esos días sé que me hizo trampa, porque se aprovechaba de los efectos del alcohol para poder decirme una y cien veces que me amaba... ¿y por qué sentía tan amargo un “te amo” de la persona que amaba?, porque yo no podría decirlo con tanta libertad como cuando él se sentía amparado por el alcohol, (ninguno de los dos lo iba a confesar aunque estuviéramos muriéndonos, ya que si uno de los dos lo decía, el otro se iría triunfante... estúpidos efectos del amor recargado de orgullo). Vaaamos, un día no habíamos terminado de beber una sola, cuando lo dijo y ambos nos dimos cuenta de su error, hahaha... pero me sentía tan abrumada que no pude echarle en cara su derrota o tal vez quería darle chance.
Eran misterios enormisísimos para él, sentir aquellos pesares profundos por vernos ahogados en nuestros juegos pasionales y nuestras venganzas tercas, juegos ingobernables, deseados pero rechazados por nuestras enfermedades morales, rechazados pero no por ello menos deseados. ¿Juegos pasionales?, ¡ha!, fiero vencedor del amor.

Pensaba en él más tiempo del que merecía, pensaba que sólo eran febriles deseos que suelen ser consecuencia de cierta edad del corazón, pero en secreto sentía esas sublimes niñerías del amor. Especialmente cuando me decía que me amaba, sin remordimientos, sin mayores reparos que los míos... como cuando una madrugada, gritó en la esquina de mi casa “Te amooooo Carmencha” y durante 5 minutos lo amé como jamás se amó a hombre alguno.
Era de verdugos lo que nos hacíamos, nos torturábamos, nos odiábamos, era nuestra guerra; de él contra su amor y de la mía contra mi amor... y como todos los amores que empiezan ... su final se convierte casi siempre en un castigo.
Había pensado yo muchas veces que era mejor terminar todo aquello ya que cada día que pasaba nos íbamos haciendo más daño, pero aún así, no podíamos estar más de dos días alejados. Cada día sentía más fuerte la necesidad de gritar como él, en la esquina de su casa el más fuerte “te amo” que hubiera oído en toda su vida, pero mi temor era más fuerte que mi amor.

Llegó un día en qué ambos teníamos nuestras almas heridas, nuestro corazón llagado, nuestras mentes cansadas de tramar venganzas en contra de nuestros corazones, nuestros labios partidos por tantos besos y nuestros brazos cansados por largos abrazos, me sentía incapaz de diferenciar el odio del amor y en un intento de salvarme de todo eso, quería convencerme de que ello no era más que odio, así que con la mayor resignación, decisión y terquedad, me armé de valor para darle un punto final. Una inmensa carta es testigo de un “adiós” sin retorno.

Aún intentó hacerme cambiar de parecer, lo notaba vencido, abatido y exasperado en algunas cartas que recibí luego de la última que yo le mandé, pidiéndole por favor que entendiera y que no respondiera. Supongo que también lo pensó mejor y lo aceptó por el bien de ambos. Era simplemente que ya no podíamos estar juntos.
Entonces descubrí que al estar sin él todo era más sencillo y mejor, que ahora cada día que amanecía no sentía la angustia de pensar qué nuevas torturas me esperarían ese día o planear las mías contra él; que el sol salía cada mañana aún si no estaba él; que la soledad no es una enemiga si no mas bien una compañera que esta ahí, que va contigo cuando ríes, cuando lloras, cuando amas, cuando odias.
Al pasar por esa etapa de alejamiento, llegó el olvido pero no el olvido habitual, sino aquel olvido que trae consigo paz, tranquilidad… fue la tormenta más grande que dio el último alboroto al mar. Entonces me di cuenta de que en realidad había llegado el final y que tristemente había ganado aquella batalla ya que jamás pronuncié aquellas dos palabras que se quedaron aferradas en mis labios.... “TE AMO”.

lunes, octubre 17, 2005

¡Bah!...

Estoy insuficiente... tantas cosas que decir y no hallar el modo de decirlas ;_;
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El amor desolado...

Yo puse el esfuerzo y él el desgano
yo el hondo silencio y él la palabra
yo senda y camino y él la distancia
yo puse los ojos y él la mirada.

Quise entre mis manos retener el agua
y sobre la arena levanté mi casa
me quedé sin manos, me quedé sin casa
fui raíz oscura y él tronco y rama.

Para que la cuenta del amor sumara
él puso el cuerpo, yo el cuerpo y el alma
era todo viento yo toda montaña
yo pura resina y él pura llama.

Una noche oscura se fue de mi casa
cegaron mis ojos para no mirarlo
para no seguirle cerré las ventanas
clausuré las puertas para no llamarlo.

Puse rosas negras sobre nuestra cama,
sobre su memoria puse rosas blancas
y a la luz difusa de la madrugada
me quité la vida para no matarlo.

Yo lo puse todo, vida cuerpo y alma.
Él, Dios lo sabe, nunca puso nada
nada, nada, nada.

miércoles, octubre 05, 2005

Noche de cubatas..

He demorado casi media hora en entrar a mi blog, hahaha. Hoy fue un día de "cubatas" (sé que no escribiré con mucha lucidez, pero será la gracia de hoy). Son las 2 de la madrugada y llevo encima como 20 vasos de Cuba libre encima. ¿Motivo?, cumpleaños de "loco Orlando". Lo simpático de la reunión fue que estaba "Mata", el cuero de la mancha.
¿Mata?, nunca supe por qué... pero se presta para enumerar por qués de acuerdo a la imaginación de cada uno... pero la verdad era más simple de lo que esperé y es que su apellido es "Mata". Hahahaha.
¿Por qué será que con 20 vasos de Cuba Libre, las situaciones "quasi" imposibles se tornan posibles?... hahaha vale decir, ¿por qué será que siempre sucede lo que jamás pensaste que sucedería?.

No sé si estoy escribiendo bien, el hecho es que no quiero levantar y bajar sucesivamente la cabeza mientras escribo porque mi cabeza está hecho un "carrucel"... los "Cubas" están haciendo su efecto.
¿Dormir?, sería la mejor opción, pero no puedo aún, ya que prometí terminar un trabajo volviendo de la fiesta.. ¡ahora recién me doy cuenta de aquella valiente promesa!, Morfeooooooo... ¡¡help!!.

Me agacho (no por voluntad, sino por el peso de los cubatas ... y veo el tatuaje al rededor de mi ombligo, haha. La peor ignorancia que viví hasta hoy, es que no tenía idea de lo que es un "para siempre".
Abro mi MSN para ver quienes son los constantes noctámbulos de mi lista ... no encuentro nada interesante...
Es el 20vo bostezo que tengo... no aguanto el sueño.

Noooo... sé que no podré continuar ahora mismo. Tengo todo el sueño del mundo y mi mejor botezo hoy terminará en un colchón bastante cómodo aqui en el cyber....
Y nuevamente........... mis dedos están perdiendo fuerza. Haha, seguro mañana al leer las tonterías que escribí, me arrepentiré. Lo que ahora me parece gracioso, mañana será odioso. son "Los milgaros del alcohol"
Buenas noches a todos y todas....

martes, octubre 04, 2005

¡¡Trágame tierra!!

  • Ohe Cintia, viste a ese ridículo que viene hacia nosotras con ese polo "mata ojos - verde fosforescente"?
    Sí Carmen... es mi enamorado.
    Aaaays, claro que lo sabía tonta, ¿no te diste cuenta que estaba bromeando?
    TRAGAME TIERRA!
  • ¿Carmencha, por qué no fuiste el sábado al cumple de Vanesa?
    Hm...(piensa rápido) bueno, es que me encontré con Pedro, estaba tristísimo porque había terminado con su enamorada y tuve que estar con él.
    Que raro... nosotros no fuimos al cumple, porque estuvimos con “Pedro” en el entierro de su abuela.
    TRAGAME TIERRA!
  • Entrar corriendo a la Universidad y darte cuenta ya a mitad de camino que en todo el pasillo desde el primer piso hasta el tercero está lleno de chicos sentados en las rampas.....
    TRÁGAME TIERRA!
  • Corrí detrás de un amigo silenciosamente para sorprenderle con una palmada en el trasero: ¡Hola Luis!
    Se voltea y... “disculpa, te confundí con un amigo”
    TRAGAME TIERRA!
  • Es el día del padre, ¿sabes?, intercambiemos de papás por ese día, hahaha, te presto al mío y tú me prestas el tuyo, (solo quería levantar el ánimo de ella que la notaba bajoneada). Lo siento Carmen, no tengo papá, murió hace años.
    TRAGAME TIERRA!
  • A un compañero de trabajo (era mi primer día y no conocía a nadie): ¿me dijeron que el profesor de química es gay, por qué estarán comentándolo todos?....
    Bueno, no lo sabía –dice él- Entonces roto el hielo prosigo, mi nombre es Carmen, seré la profa de Psicología. Un gusto Carmen, mi nombre es Víctor, seré el profe de química.
    TRÁGAME TIERRA!

Realmente tengo mucho "arte" para meterme en estas situaciones... por favor, pónganse a salvo!

lunes, octubre 03, 2005

Existencialismos...

Muchas mañanas al despertar, tuve miedo de algunas ideas que siempre rondaban en mi mente... me parecía algo morboso y enfermo preguntarse tantas cosas (no soy la primera ni la única... lo sé), pero tantas veces me limitaba a quedarme tiesa, sin poder levantarme si quiera de la cama, para poder darle sentido o solución a tantas preguntas, o simplemente a aplacarlas.

Supongo que comúnmente las llamamos "Crisis existenciales", aquellas que las piensas, que le das vueltas, que una y otra rondan en tu mente pero sabes que no podrás explicarlas y hasta cierto punto, ni entenderlas. Y vas enredándote más, pensando cómo aquello que parece tan mentira es verdadero, o aquella verdad a ciegas, no es más que una simple mentira... o aquellas cosas inexplicables al fin y al cabo son tan simples que no necesitan explicación. La maldición de lo inalcanzable, de lo incomprensible y de lo difícil, hahaha, pero llegas a un punto en que como por arte de magia, desaparecen tantas preguntas, o al menos crees haber respondido todas y las vuelves a pensar y no puedes evitar una sonrisa ante tan descabelladas preguntas y respuestas... y lo peor es que, en ciertas noches bohemias -como una amiga citaba a Mafalda- alguien escruta tu “yo” repentinamente y pretenden que respondas en el momento todo lo que no supiste responderte a ti misma en toda la vida... ¡¡Y encima pretenden que una quede como inteligente!!.

Se pueden decir tantas cosas sobre este punto, al fin y al cabo, cada crisis existencialista tiene “un sabor personal”, que muchas veces nos dejan heridas y cuyas llagas desean curar.
Ahora pienso, que no es malo llegar a todo esto... y hoy, leyendo un escrito que dejaré más abajo –con cierta ironía- me convenzo de que en realidad no es malo.

Ohhh y hablando de Mafalda, ya habrá oportunidad de llegar a Libertad... paciencia! ;).
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TOMAS EL ORTODOXO. . .
Tomas era un niñito muy prolijo, tanto que casi, casi no parecía un niñito. Nunca preguntaba demasiado, nunca pedía demasiado, nunca curioseaba demasiado. Estaba siempre limpio y se iba a dormir cuando los niñitos tenían que irse a dormir.
Todos sus juguetes estaban enteros, brillantes y en el estante correspondiente. Estaba tan preocupado por conservar todos sus juguetes, que nunca jugaba con ellos. Tomas era un niñito al que no le inquietaban el vuelo de los pájaros, ni el funcionamiento de su cuerpo.
Tomas era un joven muy disciplinado. Tanto que casi, casi no parecía un joven. Nunca preguntaba demasiado, nunca pedía demasiado, nunca curioseaba demasiado, nunca intervenía demasiado.
Estaba siempre prolijamente vestido y era educado con las chicas y respetuoso con los mayores. Estaba tan preocupado por repetir bien sus lecciones que nunca sabia de que estaba hablando. Tomas era un joven al que no le inquietaba el rotar de las estrellas, ni el bullicio de la sangre.
Tomas era un hombre muy ordenado. Tanto que casi, casi no parecía un hombre. Nunca preguntaba demasiado, nunca pedía demasiado, nunca curioseaba demasiado, nunca intervenía demasiado, nunca se comprometía demasiado. Estaba siempre del humor justo y trataba cortésmente a las mujeres, a los mayores, a los jefes y a los subordinados. Estaba tan preocupado por cumplir con todos sus deberes que nunca tuvo tiempo de saber que significaban. Tomas era un hombre al que no le inquietaban el destino de la humanidad, ni el significado de sus pesadillas.
Tomas era un marido muy metódico. Tanto que casi, casi no parecía un marido. Nunca preguntaba demasiado, nunca pedía demasiado, nunca curioseaba demasiado, nunca intervenía demasiado. Cuando era preciso se disponía a hablar brevemente, escuchar brevemente y proceder brevemente durante el abrazo. Estaba tan preocupado por observar todas las reglas del matrimonio que nunca se le ocurrió disfrutarlas.
Tomas era un marido al que no le inquietaban los fantasmas de la felicidad, ni los demonios de los celos.
Tomas era un padre muy riguroso. Tanto que casi, casi no parecía un padre. Nunca preguntaba bastante, nunca pedía bastante, nunca curioseaba bastante, nunca intervenía bastante, nunca se comprometía demasiado, nunca esperaba demasiado. Estaba siempre dispuesto a juzgar y a ordenar, sin olvidar los buenos modales. Estaba tan preocupado por ejecutar todas las obligaciones de la paternidad que nunca pudo conocer a sus hijos.
Tomas era un padre al que no le inquietaban las frustraciones de sus sueños, ni la posibilidad de una guerra.
Tomas murió una mañana de verano. Lo enterraron por la tarde... y por la noche comenzaron a olvidarlo.
El Señor lo observó en silencio, mientras escuchaba el minucioso relato de sus deberes cumplidos. Después suspiro el Señor, - Tomas jamás suspiraba – y dijo:
“Cada siete días, cuando orabas prolijamente tus oraciones, sin olvidar ninguna palabra, yo esperaba. Como esperaron tus padres y tus hijos, tus maestros y tu mujer, tus compañeros y tus ángeles. Esperaba que preguntaras algo, que pidieras algo, que exigieras algo, que sintieras algo demasiado poderoso para ser controlado.
Esperaba que te encontraras o te perdieras. Esperaba, como todos esperaron, que me necesitaras. Pero me has dado a mi, regularmente cada séptimo día, lo mismo que le has dado a la vida, una devoción vacía. Tu eres el único fracaso imperdonable para la creación: un hombre que no la cuestiona.
"Vete, Tomas- concluyó el Señor – también yo quiero olvidarte"